Una mujer, una familia, una casa, una vida...
Estamos tan acostumbrados a la rutina diaria, que no nos damos cuenta de lo necesario que se vuelven los objetos y las mínimas cosas de las que gozamos todos los días, solo cuando nos encontramos postrados e impedidos físicamente, es cuando echamos de menos la libertad de movimientos, la independiencia de la que gozamos habitualmente y comenzamos a ser conscientes de las limitaciones del ser humano como un individuos solitario.
El ser humano necesita de otros seres humanos para desarrollarse con plenitud, necesita integrarse en el grupo que le rodea para realizarse como persona, y necesita mantener una simbiosis con los seres más cercanos que sean capaces de suplir sus carencias en un momento determinado.
El ser humano es un individuo gregario, necesita de los demás para que afloren las mejoes cualidades que le acompañan, y solo hay que dejarlo solo para que vuelva a una situación donde son los instintos los que priman sobre la grandeza de la humanidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario